PRENSA LIBRE

Artículos, escritos por Rosa María PALACIOS MC-BRIDE en Perú 21.

lunes, 11 de junio de 2007

A falta de shock, buena es la emergencia

El publicitado 'shock' de inversiones fracasó porque el Ejecutivo no pudo invertir, en los plazos establecidos, el íntegro de lo aprobado. Lo que es peor, destapó una serie de corruptelas que favorecieron precios sobrevaluados, postores únicos y, en general, un trato poco competitivo. Por citar un ejemplo, en el programa Agua para Todos se permite que el 100% de las obras, en las localidades fuera de Lima, sea entregado al mismo postor, aunque este cambie de nombre para evitar ser identificado.

Así se aprende, nos dijeron voceros del Ejecutivo. Errores, fruto de la buena voluntad, dijo algún ministro en apuros, recordando la excusa más usada del actual presidente para justificar su anterior gobierno. Entonces, se prometió una revisión del procedimiento de contratación de selección abreviada que tantos problemas había traído, así como un mayor control de las ventanas de oportunidad para la corrupción.

¿Y qué pasó? Muy por el contrario, el Gobierno publicó este jueves un decreto de urgencia que declara en emergencia la ejecución de diversos proyectos de inversión. La palabra 'emergencia', amada por la burocracia (tiemble cada vez que la lea, porque su plata corre el riesgo de irse por el caño), no es más que un eufemismo -¿cuál es la emergencia?, ¿alguien sintió el cataclismo?- que equivale a la licencia para hacer prácticamente lo que les dé la gana en materia de contratación de obra pública. Para que no quede duda, el decreto aplica a todos los procesos de obra pública que se declaren "prioritarios" el ya famoso procedimiento de selección abreviada que nos iba a garantizar tener patrulleros y ambulancias sobrevaloradas.

Aunque en el Gobierno se crea lo contrario, las demandas sociales en el interior del Perú no tienen relación directa con la ejecución de obras públicas, pero sí con problemas de gestión como, por ejemplo, no haber aprobado oportunamente la contratación de maestros en Cusco y Loreto.

El Perú no necesita carreteras donde no hay vehículos, hospitales donde no hay enfermos o escuelas donde no hay niños. Peor aun, tampoco necesitamos costosísimas irrigaciones para incorporar tierras a mercados agrarios con precios diminutos debido a la sobreproducción de cultivos.

Pero todo ello se podría ejecutar debido a la falta de análisis de la rentabilidad social de esas obras, lo que poco parece importar a un gobierno que, escaso en logros sociales, está desesperado por exhibir lo que sea.

Y al ortodoxo ministro de Economía, ¿le metieron el gol en su ausencia? ¿Se tragará el sapo? Veremos en los próximos días.

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